“La Serenidad de Dejar Ser”
Hay una clase de fortaleza silenciosa… en aprender a dejar ir.
No por indiferencia, sino por comprensión.
Muchas veces, el amor nos hace aferrarnos con más fuerza — a las personas, a los resultados, a lo que creemos que debería ser.
Pero el amor divino nos ofrece algo más grande que el apego: nos otorga el libre albedrío.
Y con él, el derecho sagrado de elegir la paz en lugar del control.
Dejar ir no significa que ya no sientas.
Significa confiar lo suficiente en el orden divino como para permitir que los demás sigan su propio camino —
incluso cuando ya no corre paralelo al tuyo.
Es una de las verdades más difíciles de vivir, y sin embargo… uno de los actos más puros de amor.
Cuando soltamos la necesidad de reparar, de demostrar o de convencer, sucede algo mágico:
✨ El alma se vuelve ligera.
✨ La paz regresa.
✨ La libertad florece.
Dejar ir no es el fin del amor — es su forma más elevada.
Es el instante en que el amor trasciende el miedo y se convierte en luz.
Así que hoy, si tu corazón se siente pesado por aquello que no puedes controlar…
respira, bendice y suelta.
Lo divino no necesita tu control — solo tu confianza.
Con amor, siempre.
— Sophy Le’coa 💫
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